Los secretos de la Puerta de Alcalá

“Levanto la vista y me encuentro con ella 
Y ahí está, ahí está, ahí está
Viendo pasar el tiempo, la Puerta de Alcalá.”

Protagonista de la canción inmortalizada por Ana Belén y Víctor Manuel, emblema artístico de todo el entramado de la ciudad, y protagonista de innumerables fotografías, la Puerta de Alcalá es, quizás, uno de los monumentos más conocidos de Madrid. Hoy os desvelamos una parte de su historia y uno de los secretos mejores guardados. ¿Quieres saber de que estamos hablando? ¡Sigue leyendo!

Los secretos de la Puerta de Alcalá

La Puerta de Alcalá, una de las reformas realizadas por el mejor alcalde de Madrid

Carlos III, conocido como “el mejor alcalde de Madrid”, se ganó este título por llevar a cabo numerosas reformas urbanas que mejoraron la imagen de Madrid. Por aquel entonces se podía acceder a la urbe por cinco entradas principales, una de ellas la Puerta de Alcalá. Cuando el monarca llegó a la capital en el año 1759, tuvo el deseo de convertir este acceso en una entrada ostentosa y grandiosa y así fue como, en una de estas reformas urbanas, nació la Puerta de Alcalá.

Su intención de transformar la Puerta de Alcalá en una enseña asombrosa fue más allá del puro diseño visual, de manera que quiso dejar plasmado un mensaje para todos los vecinos madrileños, así como para las futuras generaciones. Carlos III ocultó su mensaje en cuatro figuras de niños pequeños que rematan la parte superior de los arcos, representando cada estatua una virtud: fortaleza, templanza, prudencia y justicia. El consejo que quería transmitir con estas cuatro virtudes radica en cómo debían afrontar los ciudadanos madrileños la llegada de tiempos difíciles para restablecer el bienestar de la población.

Los secretos de la Puerta de Alcalá

La Puerta de Alcalá, un monumento que hay que mirar dos veces

¿Y por qué decimos esto? Porque la Puerta de Alcalá es distinta dependiendo el lado desde el que se mire. Según cuenta la leyenda, Carlos III sacó a concurso la realización de la obra. El ganador de la misma, Francisco Sabatini, envió al monarca varios proyectos al rey quien, sin darse cuenta, dio el visto bueno a dos de los bocetos. El artista, temeroso de hacer ver al soberano su equivocación, optó por fusionar los dos proyectos en uno, lo que se tradujo en que en uno de los lados la obra tiene diez semicolumnas de estilo jónico mientras que por el otro hay dos columnas acompañadas de pilastras.

Desde Hotel Regente se puede llegar hasta la Puerta de Alcalá dando un paseo por la icónica calle de Gran Vía, pasando por la plaza de Cibeles y siguiendo por la calle Alcalá. Y para descansar del paseo, ¡no hay nada mejor que un café calentito en nuestra cafetería terminar con una tarde redonda!

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